Frases de Woody Allen II
Acabo de conocer a un hombre maravilloso; es de ficción, pero no se puede tener todo. (La rosa púrpura de El Cairo)
En Beverly Hills no tiran la basura, la convierten en televisión. (Annie Hall)
El dinero es mejor que la pobreza, aunque sólo sea por razones económicas.
No es que tenga miedo a morirme, es tan solo que no quiero estar allí cuando suceda. (Sin plumas)
Una relación es como un tiburón; tiene que estar continuamente avanzando o se muere. Y me parece que lo que aquí tenemos es un tiburón muerto. (Annie Hall)
Nunca debes matar a un hombre, sobre todo si eso significa quitarle la vida. (La última noche de Boris Grouchenko)
Hoy vi un crepúsculo rojo y gualda y pensé ¡Qué insignificante soy!. Naturalmente, también pensé eso ayer, y llovió. Me sentí asaltado por el odio hacia mí mismo, y proyecté de nuevo suicidarme... esta vez aspirando hondo cerca de un vendedor de seguros. (Sin plumas)
Él era tan duro y romántico como la ciudad que amaba. Tras sus gafas de montura negra se agazapaba el vibrante poder sexual de un jaguar. Nueva York era su ciudad y siempre lo sería. (Manhattan)
Lo asombroso de cuando uno está enamorado es que experimenta un impulso de cantar. Hay que resistirlo a toda costa, y debe procurarse también que el macho ardiente no recite las letras de las canciones. (Sin plumas)
Yo intento hacer con las mujeres lo que Einsenhover ha estado haciendo al país. (Annie Hall)
Nunca he tenido un orgasmo no adecuado. El peor orgasmo que tuve fue uno que me costó dinero. (Manhattan)
La última vez que estuve dentro de una mujer fue cuando visité la estatua de la Libertad. (Delitos y faltas)
Se suicidó, era el mayor intelectual que he conocido, y dejó una nota que decía "salgo por la ventana".
El aspecto positivo de la muerte es que es una de las pocas cosas que pueden efectuarse estando cómodamente tumbado. (Sin plumas)
Nunca había sido capaz de enamorarme, no había encontrado a la mujer perfecta; siempre había algo malo. Y entonces conocí a Doris, una mujer maravillosa, con una gran personalidad. Pero por alguna razón, no me atraía sexualmente, no me preguntes por qué. Luego conocí a Rita, un animal, indecente, problemática. Me encantaba irme a la cama con ella, pero después siempre deseaba volver con Doris. Entonces, pensé, si pudiera poner el cerebro de Doris en el cuerpo de Rita sería maravilloso. Y pensé, por qué no?. Así que preparé la operación y todo fue perfectamente, cambié las personalidades e hice a Rita una mujer ardiente, dulce, sexy, maravillosa, madura... Y me enamoré de Doris. (Recuerdos)
martes, 10 de julio de 2007
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